Preocupados por el llamado a la construcción de la paz y la reconciliación como discípulos misioneros, conversamos sobre nuestro papel de cara a las víctimas del conflicto armado en Colombia. Las víctimas son nuestra conciencia como país y su voz es una guía para que la barbarie y la crueldad que hemos vivido nunca más vuelva a ocurrir.
Alejandra Martínez, secretaria del Observatorio, expone el trabajo realizado en alianza entre la Arquidiócesis de Bogotá y el Centro Nacional de Memoria Histórica para conmemorar el Día nacional de las víctimas del conflicto armado en el 2017, 9 de abril, que coincidió con el Domingo de Ramos. Fue una actividad de gran potencia para las dos instituciones: a los católicos, para sentir en las víctimas la carne de Cristo, el dolor de su pasión y muerte, y su llamada a resucitar de la guerra y de la violencia, con Él; y para el Centro de Memoria, por el esfuerzo de socializar los importantes trabajos de investigación y recolección de las voces de las víctimas.
La hermana Maritze Trigos, hermana Dominica de la Presentación nos cuenta, en su bellísimo testimonio, cómo encontró su vocación de amar más y servir mejor a Jesucristo en el acompañamiento de las víctimas de la masacre de Trujillo. En este cruel momento de nuestra historia, en 1990, los paramilitares desparecen, torturan y asesinan al padre Tiberio Fernández, líder de la comunidad. Pero esto no minó con la resistencia y la dignidad de este pueblo que sigue exigiendo sus derechos y el reconocimiento de su verdad. La hermana nos trae esta historia de significación del horror y del dolor en la creatividad y la expresión artística de las víctimas.